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ARMONIZANDO CON NUESTRO ENTORNO | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Palabras de introducción La medicina tradicional de la Costa Atlántica de Nicaragua ha pasado por diferentes etapas discriminatorias que nos han impuesto las naciones del llamado primer mundo y sus adláteres criollos de numerosos gobiernos nacionales, bajo los cuales nuestro pueblo ha vivido, padecido, ha sido crucificado y ha revivido, según haya sido la moda de dominación económica, política y cultural en boga, acatada fiel y servilmente desde dentro de nuestras fronteras, a través de los siglos. Pero tanto la sabiduría popular como los derechos humanos, nunca han sido patrimonio de los que a cuenta gotas se los han administrado al pueblo después de haberlos usurpado para su beneficio personal por tanto tiempo. Ni la religión impuesta, ni las políticas de opresión, ni la discriminación racial, han sido capaces de quitarles el derecho a ser, pensar y actuar propios a los más de quinientos cincuenta millones de autóctonos, mestizos y otras etnias que pueblan las tierras de Abya Yala. No fueron los mercantilistas, inventores de fármacos y pócimas, los primeros en darse cuenta que siempre es mejor la prevención que la cura, ya que nuestros indígenas habían descubierto eso. Ademas descubrieron que cuando ésta podía darse, debía ser integral, porque el ser humano es integral y no igual a la sumatoria de cuerpo y alma, como por siglos nos inculcaron los nefastos conquistadores. El proceso de llevar una vida sana es, consecuentemente, el resultado del arte de saber vivir: estar vivo, y mantenerse vivo, no sólo como unidad biológica reducida a determinado hábitat, sino además como ser gregario que, siendo parte integrante de la sociedad, no solo recibe de ésta beneficios, pero que -y más que todo— aporta a ella. Nuestras comunidades autóctonas, miskitas y mayangnas, han sabido vivir y sobrevivir en un clima tropical bello, pero adverso muchas veces a la salud, porque es precisamente ese clima el caldo propicio para el desarrollo de infinidad de virus y bacterias causantes de mortales enfermedades. Y esta lucha tenaz por la sobrevivencia comienza a contarse aún desde antes que los portadores de la espada, la cruz, la calavera y las lenguas europeas; los cumbos mineros y los alimentos enlatados, nos infestaran con enfermedades ajenas al medio; con aspirinas y humo negro de máquinas. ¿ Cómo -nos preguntamos— fueron capaces nuestros nativos de realizar ese tremendo milagro de sobrevivencia? La respuesta lógica es que esto se tuvo que haber logrado gracias a su espíritu indoblegable de lucha, y la práctica sabia de la aplicación de los poderes curativos de las plantas, acompañada por los positivos efectos psicológicos de sus rituales. Acerca de la Cosmovisión Autóctona La cultura de un pueblo es una ventana más por donde el ser humano puede percibir, desde otro ángulo, la realidad compleja y rica que lo circunda. Eventualmente, la profundización de su estudio acerca mas al hombre a la comprensión de sí mismo como el objeto mas importante que puede concebir, en un afán por darse respuesta a las eternas interrogantes que siempre le han preocupado. Antes de llegar los europeos a estas tierras, ya existian por acá otras formas de aprehender la realidad, de ver el mundo y comprender el rol que los habitantes de Abya Yala habían de ejercer dentro de sus respectivas sociedades. Ya existían en el continente modos de producción, fuerzas productivas y relaciones de producción propias. Son innegables los avances que tenían en las diferentes ramas científico-culturales. El desarrollo de la conciencia fue poco a poco abarcando un vasto espectro que comprendió desde los albores de la conciencia mítico-religiosa hasta la formación de la conciencia crítico-científica. El vasto continente que emergía de la bruma del tiempo, fue testigo del desarrollo de sociedades cuyos elocuentes vestigios culturales aún persisten y traen a la memoria toda la gloria ancestral despedazada como áureos rayos crepusculares en el ocaso de sus dioses. El Tahuantinsuyu, Tikal y Tenochtitlan no son sino hitos de una conciencia superior en el afán de hacer posible lo imposible. Sin embargo, en Abya Yala no todos los pueblos se desarrollaron bajo la égida de Quetzalcoatl, Pakal o Mama Ocllo. El hombre de nuestro hemisferio, a fuerza de intuición y del irrefrenable deseo por vivir, más temprano que tarde tomo conciencia de su magna tarea de poblar todo el continente. Venido de los rigores climáticos del extremo norte, fue bajando de milenio en milenio por las latitudes detrás de la macrofauna, y las interminables y retumbantes manadas de búfalos de las praderas, hasta la plácida quietud cálida de las selvas y sabanas tropicales. Interactuó con la naturaleza, no la destruyó, y se fue adaptando sabiamente a los diferentes estratos climato-geográficos que hasta hoy lo circundan. El hombre perteneciente a las prístinas tribus de los nek-arawak fue aprendiendo de sus dioses ancestrales y de la madre naturaleza como sobrevivir y mantenerse sano aún en medio de las miríadas de pululantes insectos de la selva tropical, pletórica de vida. El legendario Waikna1 hijo guerrero de Lakia Tara2, guiados por el dios Wan Aisa fueron adentrándose en la selva virgen, abriéndose paso por esteros, ríos, lagunas y ensenadas, domeñando el mar con sus batós y pipantes. El sabio Miskut3 aprendio a convivir con la naturaleza. Las prácticas autóctonas sobre la medicina tradicional costeña son el producto de su vasta experiencia botánica y los remanentes sincréticos que todavia perviven a lo largo y ancho de la geografía caribe. Sabido es que varias tribus habitaron en las cuencas de los grandes ríos, lagunas y el literal, entre ellas los Táwira, Mam, Wanks, Prinzu, Ulwas, Twahkas, Panamakas, Boa, Rama y otros. El vasto sistema fluvial que irriga la región permitio la comunicación entre los diferentes grupos, a través del intercambio comercial conocido como trueque. Es sorprendente además, el intercambio en el orden cultural, inclusive con préstamos lingüísticos.
El mundo mágico religioso de los Twahkas, parte actual del grupo Mayangna, estaba presidido por Uwawau -que quiere decir Corazón de los Dioses— representante de la Luna, el Sol y el Viento. Había, además, espíritus que hacían daño a los habitantes, como el caso de los Lilkadutni y Wasirau, deidad ésta ultima que habitaba el fondo de los ríos, y homóloga de Liwa en la mitología miskita. Naturalmente que para los Twahkas existía un lugar semejante al Hades griego, llamado Mawahraka, habitado por los Lilkadutni, y otro lugar semejante al Olimpo, llamado Malani Askau. El Dr. Mario Rizo4, nos relata de primera fuente que los Dimalah -deidades o espíritus benévolos— instruían al sukia a través de una danza ritual de éste dentro del fuego. El sukia bailaba y cantaba en el fuego. Al salir del fuego el sukia traia el remedio. (Wani #14) Un elemento a considerar en la cosmovisión autóctona es la práctica de la transmigracion del espíritu, del ser humano a otras formas animadas. Con frecuencia se relatan leyendas de transformaciones de hombres en monos, caimanes, jaguares o serpientes. Para volver a recobrar la forma de humanos, sus mujeres los golpeaban con bawahma- ropas de fibra de tunu6.
Los descendientes de Miskut (jefe legendario de los miskitos) concebían el mundo de una manera similar, mágico-religiosa, a los Mayangnas (Sumus). Primero hubo una gran inundación sobre la superficie de la tierra (curiosa similitud con el relato del Génesis de la Biblia). Ellos se refieren a esa gran inundación como Lisamra Tara. Los dos primeros seres humanos que escaparon vivos a la gran inundación fueron los hermanos Aimapaya, varón y mujer, que se juntaron entre si y dieron origen al resto de los mortales. Ellos no murieron, sino que se fueron al espacio infinito para convertirse en dos estrellas cerca de la constelación de Orión, que también simboliza el árbol donde ellos se salvaron. Llama también la atención el hecho que, al bajar las aguas a su nivel, uno de los primeros alimentos que descubrieron fue la yahura o tubérculo de yuca y no el maíz, como sucedió en las grandes culturas mesoamericanas. En el universo de deidades ancestrales miskitas existe propiamente un Padre de los Dioses, Wan Aisa, y una deidad, Yapti Misri, que se le considera como Madre. A continuación nombraremos algunas de las deidades que tienen que ver con la naturaleza y la salud humana: Aubia o Unta Dukia: Es el Dueño de la Montaña. Su nombre Aubia proviene de su grito: jAuuu! De gran estatura, velludo y negro. Se mete entre las gambas de los grandes árboles a descansar por las tardes. Cuando sale de paseo, los golpea con sus codos, produciendo un sonido semejante al del tambor. Roba el Lilka (alma) de. las personas y provoca mareos, convulsiones o fiebre alta.Liwa: Es la Dueña del Agua. Existe también en forma masculina y puede ser de diferente color de piel, semejante al de las razas humanas. Generalmente se le describe como un ser mitad mujer hermosa, mitad pez. Su residencia la tiene en una ciudad subacuática llamada Apalka. Su relación con la salud humana está dada en que si mira a alguna persona bañandose en el río o mar, y se enamora de ella, se la lleva o le roba su lilka. Así provoca enfermedades del vientre o vías urinarias. A este tipo de enfermedad se le llama Li Dukia o liwa. Prahaku: Es pequeño. Es el Dueño de los vientos arremolinados y se manifiesta de esa forma. Cuando Prahaku pasa, hay que esconderse para que no se lleve el lilka de la persona.Uhra: Es el Dueño de los pantanos. Provoca mareos y convulsiones. Swinta: Es el Dueño de los Venados, muy parecido al hombre, de baja estatura. Sus manos y pies solo tienen cuatro dedos. Usa un sombrero ancho y un bejuco para arrear su ganado. Cuando alguien caza muchos venados, el Swinta se le aparece haciendo reclamos, le quita su lilka y se la lleva, dejando a la persona con convulsiones. El Curandero o el Sukia pueden recuperar su lilka, pero si la persona se encuentra con el Swinta por segunda vez, la persona desaparece para siempre y el Swinta la convierte en su esclava. Es el caso de las personas que han desaparecido de sus comunidades y nunca se les ha podido encontrar. Wakambai: Es un lasa (espíritu o energía negativa) con una sola extremidad en la panza cerca del corazón. Tiene alas, una trompa parecida a la del oso hormiguero y un sólo ojo en la frente en posición vertical. Si una persona se deja ver de Wakambai, éste le roba su lilka y se enferma. Patas: Es parecido al perro. Está rodeado de resplandor fosforescente. Sus ojos brillan tanto que su figura total parece aumentar de tamaño. Cuando se encuentra con el hombre, corre hacia este para pasar entre las piernas y robar su lilka. Los niños se enferman con solo sentir el olor de Patas. Les provoca diarreas y vomitos. Waihwan: Waihwan es el lasa que se transforma en diferentes figuras y también puede hablar. A veces puede convertirse en figura humana. Wan Aisa lo convirtió en isla porque se comía a la gente del litoral. ( La isla de Waihwan, frente a la desembocadura de Río Grande). Se concibe al ser humano como un ser integral, por lo que sus afectaciones también son integrales, que tienen consecuencias en todo el ser. Partimos por admitir que existe una armonía ideal entre las fuerzas de la naturaleza y el wina tara ( cuerpo material). La expresión wan kaina kulkaia que titula este pequeño libro, no es en vano mencionada. Si la persona sigue las reglas elementales de concordancia con la naturaleza, de seguro llevará una vida sana y feliz. De lo contrario los Lasas o malos espíritus cobrarán caro su desorden habitual. El desequilibrio del ser humano con la naturaleza se refleja a través de los efectos que determinadas enfermedades muestran a la percepción. Aunque tales efectos o síntomas se pueden apreciar a través de los sentidos, las causas que lo provocan están en estrecha relación con el desarrollo de la conciencia mágico-religiosa que predomina en la población autóctona, aún persistente a pesar de la influencia arrollante de la cultura occidental. De igual manera el desequilibrio en la salud del wina tara tiene que ver con el principio animador de la persona, llamado lilka, y con el isigni, especie de alma fantasmagórica que, al fallecer la persona, abandona el cuerpo, y vaga merodeando por los alrededores de la casa donde habitaba en vida la persona, o el lugar donde murió, asustando a sus moradores. El Isigni provoca enfermedades si hace contacto con los vivos, a quienes se les puede subir a horcajadas agravándoles más su situación. (Isigni alkan) Enfermedades que afectan al pueblo autóctono Es importante hacer notar que en el idioma miskito no existe la palabra enfermedad -la que suplen con el concepto inglés sickness— sino la frase saura takan, que significa estar en desequilibrio con la naturaleza. Los orientales y otras culturas nativas tienen sobre este tema conceptos similares. Según las creencias de nuestros autóctonos y médicos tradicionales o curanderos, la mayoría de los casos de las enfermedades, de los malestares mentales o espirituales y físicos, son provocados por los lasas cuando las personas no cumplen con los requerimientos mínimos de armonía con la naturaleza. Cuando se abusa de la naturaleza, por ejemplo, en el caso de un cazador que mate más venados que los que necesita para comer, el swinta le roba su lilka y la persona se enferma. Igualmente sucede con el que come una comida del día anterior que se dejó destapada. Se enferma porque antes dicha comida ha sido ingerida por los lasas (lasa pin pata). Otras causas de enfermedades se le atribuyen a Aubia o Unta Dukia. A la persona que ha sido vista por esta divinidad cuando sale a dar su paseo por la espesura del bosque, le provoca alta fiebre y convulsiones debido a que Aubia con su vista le robó el lilka. Sin embargo el sukia puede rescatar el lilka de Aubia mediante un ritual. Los que han participado en los preparativos y entierro de un cadáver, se contagian con el damni del difunto. La mujer que durante su período menstrual se baja a bañar al río, sufre males provocados por la Cosa del agua o Li dukia, llamada también Liwa. Dichos males estan referidos a las enfermedades del vientre: matriz, vagina o vías urinarias. La persona que descansa en el patio de su casa cuando pasa Prahaku, el dueño del viento arremolinado, también padece de malestares que tienen que ver con las enfermedades respiratorias. El padre que vive con otra mujer contagia con damni a su hijo. Además se cree que algunos males son causados directamente por los sukias mediante rituales en los que emplean invocaciones especiales. Algunas enfermedades con sus respectivas causas: Vale decir que en la actualidad y por influencia de la medicina occidental, muchos males que anteriormente se atribuían a los lasas ahora se dice que estan en la influencia del médico. (Daktar bilkasa). Asi tenemos: Dus laurara mangkan: Se relaciona con el árbol en proceso de secamiento. Igualmente durará la vida de la persona aludida, que se va adelgazando hasta que se consume y fallece. Lasa prukisa: Es una enfermedad provocada por el arrebato del lilka a una persona, que hace el Dueño de la montaña o Aubia. Provoca fiebre con diarrea. Swinta lilka brin: La enfermedad se da cuando el Swinta se lleva el lilka o figura de la persona.Li dukia; Liwa Munan: Infección en el vientre. El Liwa Waikna o Sirena-Hombre provoca la enfermedad al sostener relación con una determinada mujer.Patas kia brin : Literalmente significa "Cogió olor a Patas" . Patas es una especie de cadejo (ser mitológico en forma de perro. Se da en variedad blanca o negra). Provoca vómitos y diarrea en la persona que lo encuentra.Bashni daukisa: Esta enfermedad presenta características de debilidad general acompañada de mucho sueño. Se dice, entonces, que el Isigni se le subió a las espaldas. Kukra: La gente dice que cuando la persona tiene el estómago aventado es porque percibio el olor de algún muerto. Pur a wichka o Pur a dukia: Literalmente, el Brujo de Arriba , la Cosa de Arriba. Los nombres se refieren a Prahaku, Dueño de los vientos arremolinados. Provoca infecciones de la garganta. Latawira wal mangkan: Es un maleficio para que la persona muera de una forma trágica o violenta. Darnni Alkan: Se manifiesta como diarrea que le da al niño de pecho cuando su padre tiene relaciones sexuales con otra mujer que no es su pareja. También es el caso de los niños desnutridos que padecen de diarrea frecuentemente. Damni iwan: Literalmente significa se esparció el dulce. Se dice que el muerto contagia a los vivos y les provoca dolores de oído, huesos, estómago y cabeza. Pura Klautka Blaka: Significa mareo de la nube de arriba. La enfermedad se refleja como mareo y es causada por el Dueño de las nubes.
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